miércoles, 27 de agosto de 2008

KARL MARX Y FEDERICO HEGEL


Karl Marx se mostraba crítico de toda la filosofía anterior por considerarla meramente especulativa, teórica y desvinculada de la realidad. Él no pretendía construir otro sistema, otra escuela filosófica, su objetivo no era teórico sino práctico: transformar la realidad. La suya era una filosofía de la praxis, de la acción.
Su pensamiento se nutría fundamentalmente del de Hegel, de quien tomó el método dialéctico, y de Feuerbach, de quien heredó el materialismo. Su filosofía, que recibió luego el nombre de "materialismo dialéctico" o "materialismo histórico", fue la fuente inspiradora de grandes luchas sociales en todo el mundo y el sustento filosófico-político-económico de experiencias revolucionarias como las de Rusia, China y Cuba.
Marx nació en Tréveris (Renania, Alemania) en 1818. Si bien su familia era de origen judío, el padre se bautizó en la Iglesia Luterana e hizo bautizar a su esposa y a sus hijos, cuando Karl tenía seis años.
En 1835 comenzó sus estudios de Derecho en Bonn. Su comportamiento allí estuvo lejos de ser el que se esperaba de un estudiante (bebía y hasta llegó a batirse a duelo) por lo que su padre decidió que prosiguiera sus estudios en Berlín. El padre no se equivocó: en Berlín, Karl pasó cinco años de formación intensa, tanto en Derecho como en Filosofía. Allí tomó contacto con la obra de Hegel en el ambiente en el cual el propio Hegel había enseñado hasta hacía pocos años. Asistió a los cursos de von Savigny, el famoso representante de la Escuela Histórica del Derecho y se integró al grupo de los "jóvenes hegelianos" de izquierda.
En 1841 obtuvo en Jena el título de Doctor con su tesis Diferencia entre la Filosofía de la Naturaleza de Demócrito y Epicuro. Pero vio cómo se le cerraban las puertas para dedicarse a la docencia: su amigo Bruno Bauer había sido expulsado de la cátedra en Bonn por su ateísmo. Ante esta dificultad decidió dedicarse al periodismo.
Ingresó luego al Diario Renano en el que progresó rápidamente hasta transformarse en director. Pero el carácter crítico de sus escritos llevó a la clausura del periódico. Viajó a París para dirigir la publicación de los Anuarios germano-franceses. Allí conoció a Engels, su futuro amigo, compañero y, en alguna medida, "mecenas". En 1845, el gobierno francés lo expulsó del país y se refugió en Bélgica. Allí publicó con Engels el famoso Manifiesto del Partido Comunista. En 1848 Marx fue expulsado de Bélgica y recibido con honores por el nuevo gobierno francés. De Francia pasó a Alemania para fundar un nuevo diario en Colonia. Pero al poco tiempo el diario fue clausurado y Marx invitado a dejar el país. Así fue como, en agosto de 1849, Marx decidió trasladarse con su familia a Londres, donde pudo escribir, estudiar y reunirse con políticos revolucionarios sin ser perseguido por las autoridades. Murió el 14 de marzo de 1883.
Entre sus obras se destacan: Sobre la cuestión judía, Contribución a la crítica de la filosofía hegeliana del derecho, Manuscritos económico-filosóficos, La ideología alemana, La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Contribución a la crítica de la economía política y El capital.
Marx fue un durísimo crítico de la sociedad burguesa. Él entiendía que el hombre vive alienado, enajenado, y considera que la raíz de esta situación se encuentra en la injusta estructuración de la actividad económica. Si no se resuelve la injusticia en este plano básico o estructural, toda la vida social seguirá siendo injusta y alienante.
Según él, la causa básica de la injusticia es la propiedad privada de los medios de producción, que genera la separación entre los propietarios (burgueses) y los no propietarios (proletarios, quienes sólo son dueños de su prole, de sus hijos). Los propietarios se valen de la fuerza de trabajo de los no propietarios (la fuerza de trabajo es el único generador de riqueza) para aumentar su capital y le dan al trabajador como pago lo mínimo necesario para que subsistan él y su familia. A la diferencia entre la riqueza que generan los trabajadores y lo que efectivamente reciben por su trabajo Marx la llama "plusvalía". En definitiva, se trata de un saqueo o robo que unos pocos, los burgueses, hacen a las grandes mayorías, los proletarios.
Marx creía que esa sociedad injusta sería suplantada por una "sociedad comunista", sin división de clases y sin propiedad privada de los medios de producción. Pero también creía que este cambio no se daría sino a través de una revolución violenta, generada por un movimiento que reuniera la inteligencia de los intelectuales revolucionarios y la fuerza de las masas proletarias.

Hegel nació en Estútgart, en 1770.
Cuando se encontraba estudiando en el Seminario de Tübingen tuvo lugar un fenómeno político de inmensa magnitud: la Revolución Francesa. Desde un comienzo Hegel se mostró entusiasmado por este hecho y durante toda su vida siguió festejando, año tras año, el día de la toma de la Bastilla.
El joven Hegel tenía en la polis griega su ideal. Según él, el hombre se sentía en la polis en su ámbito propio. Por ello no necesita proyectar su felicidad en un imaginario más allá, en otro mundo. En la polis se hacían realidad los ideales de belleza, felicidad y libertad.
Cuando empezaron a llegar a Tübingen las primeras noticias de lo que estaba ocurriendo en París, Hegel interpretó que lo que se trataba de hacer allí era recrear la polis griega en una nación moderna. Por eso decía que aquello que la Naturaleza había regalado a los griegos, era ahora construido conscientemente por los franceses.
La razón se hacía cargo de la Historia. Quedaban atrás las oscuridades de los tiempos pasados. Ahora el hombre, consciente de sus derechos, no sólo reclamaba su respeto sino que lo imponía. De ahora en más, el estado y las decisiones de gobierno deberían respetar la racionalidad, someterse a la crítica de la razón.
A medida que comenzó a evidenciarse que lo que ocurría en Francia era mucho menos la instauración de la libertad que la dominación por medio del terror, Hegel se distanció de la revolución, aunque siempre continuó fiel al espíritu que la animó en los primeros días.
Hegel explicó lo que ocurría en Francia sosteniendo que era contradictorio pretender imponer la libertad. Los revolucionarios, en nombre del ideal universal de la libertad, negaban las particularidades de los franceses comunes, en especial su fe cristiana. Al negar lo particular, lo universal termina particularizándose. Para mantener la totalidad era necesario no negar sino incluir toda particularidad.
Esta reflexión lo llevó a pensar que el mejor modo de comunicar los ideales humanistas y universales de la revolución era a través de aquello que el pueblo más amaba, a través de Jesús. Por ello escribió un nuevo evangelio, su Vida de Jesús (1795). En él Jesús se convertía en el comunicador o divulgador de la filosofía kantiana, la filosofía de la autonomía del sujeto. Pero las críticas que Hegel iba dirigiendo a Kant terminaron por llevarlo a buscar otros rumbos. Hegel reflexionó entonces en la praxis de Jesús, el amor incluso al enemigo, y comprendió que ella es una forma práctica de vivir la integración de las particularidades y la realización del universal. El odio niega y por tanto afirma al otro como otro, como opuesto. Pero el amor lo integra en la bella totalidad. De todos modos, Hegel también terminó distanciándose de Jesús y buscó el modo no ya de vivir la totalidad sino de pensarla. Para ello elaboró una nueva lógica, la dialéctica. La dialéctica es la lógica que reúne a los opuestos en una nueva síntesis que los abarca y los supera, una lógica de procesos, una lógica que, según Hegel, rige tanto al pensamiento como a la Naturaleza.
Esta lógica le permitió a Hegel pensar la Historia Política y la Historia del Arte, la Religión y la Filosofía como un camino cargado de sentido, por el que se va desplegando el espíritu en síntesis cada vez más complejas, más ricas y más abarcativas.
Hegel entendía que la Naturaleza no es sino la Idea que ha salido fuera de sí, que se ha alienado, para poder conocerse. (La Idea, según él, es como Dios antes de la Creación.) El hombre, por lo tanto, es el momento de la aparición del Espíritu, de la autoconciencia. A través del hombre, Dios comienza a tomar conciencia de sí. Todo tiene sentido, todo está ordenado a un fin. Todo se despliega como la pequeña semilla que se convierte en un frondoso árbol.
La filosofía de Hegel fue tan grandiosa y compleja que muchos de los filósofos posteriores construyeron sus propias filosofías a partir de trozos de la gigante obra hegeliana

No hay comentarios: